Fedra de Jean Racine

 Jean Racine adaptaba a tragedia varias historias griegas y romanas. De hecho la obra seleccionada, Fedra, está ambientada en la época griega, desarrollada en cinco actos y tiene como final la muerte de la misma protagonista, Hipólito y Enone.

A continuación le presentamos una adaptación de esta novela, en una comedia.

Empezamos presentando a los personajes: 

Fedra: Mujer casada con Teseo y enamorada de su hijastro Hipólito. Teseo: Hijo de Egeo, rey de Atenas.

Teseo: Hijo de Egeo, rey de Atenas.


Hipólito: hijo de Teseo enamorado de Aricia.

Aricia: está enamorada de Hipólito.


Enone: nodriza y confidente de Fedra. 


Orestes: anciano y pretendiente de Fedra



Primera escena

Fedra: ¡Oh, querida Enone!, ven sentémonos, tengo que confesar un secreto tan horrible, !oh Dioses! es que me siento atraída por mi hijastro Hipólito... 
Enone: ¡Qué? ¡Oh delito feroz! Es imposible mi Reyna, no deberías fijarte en él, ya está enamorado de Aricia y ambos son correspondidos. No puedes intrometerte entre ellos. 
Fedra: Sé que no es correspondido, pero hace tiempo que soy viuda y mírame... también necesito compañía, compadécete de mí
Enone: Señora en efecto necesitas compañía, aunque mejor te presento a alguien más admirable y apuesto, yo que la conozco señora mía, va adorarlo... 
Fedra: ¡Ja, ja, ja,! Enone mía, nadie es mejor que Hipólito. 
Enone: Señora, dejad esos pensamientos, acordaos de mí cuando le digo que esta persona es diez veces mejor que Hipólito y el difunto Teseo juntos.
Hipólito: señoras que ocurre aquí, oigo murmurar con vacilante afecto que hablaban de mí. 
Fedra: ¡Oh, Príncipe! ¡Bienvenido! Equivocado de vuestro modo de hablar, hablábamos sobre cuan triste y solo debes sentirte al perder a tu padre. 
Hipólito: Perdonadme, mi semblante en mi rostro lo dice todo, perdí a mi padre y tú va vuestro marido mi sufrimiento debe ser parecido al que sufres tú.
Fedra: Sí, Príncipe. Es por eso que debemos estar el uno para el otro. Tal como yo veo, vos me recordaís mucho a tu padre... 
Hipólito: Señora, gracias por tus palabras. Ahora me retiraré a entrenar. 
Fedra: Pues cuídate, caro Hipólito.


Segunda escena

Hipólito: ¡Oh dioses! Sospecho que vuestra señora Fedra está en busca un nuevo amorío, aunque aún llora por el difunto Teseo.
Aricia: Dejad, Hipólito, ya esos pensamientos y a tu madrastra encontrar consuelo en conseguir un nuevo amor, acordad que ha pasado casi un año desde que tu padre falleció...
Hipólito: Perdonadme señora, pero justamente porque no habéis pasado ni un año, ella ya esta en busca de alguien, ¿acaso nunca amó a mi
padre?
Aricia: Pues qué, Príncipe, ¿por qué la juzgáis? Ay eso solo lo sabéis ella, qué delirio...
Hipólito: Pero aun así, no sería digno para mi difunto padre, me gustaría que Fedra lo respetara, ojalá pudiera hacer algo...
Aricia: Mi señor, ahora que lo pienso creo que habéis un impedimento.. Se anda diciendo que Teseo respira, y aun se
agrega que algunos los vieron
Hipólito: ¡Por todos los dioses! Qué cosas dices Aricia, tenemos que examinar ese rumor, a toda costa busquémosle el origen.



Tercera escena

Hipólito: Enone, no hemos tenido respuesta de mi Padre. Estuve pensando, os Freda, se siente sola desde la partida de mi difunto padre, me habeís dicho que tenía esperanzas. 
Enone: No os preocupéis, joven Hipólito. El tiempo es ingrato, aprovechad que he descubierto a un amigo que está enamorado de ella desde hace tiempo, la señora lo rechazaba porque estaba con tu padre.
Hipólito: Dioses eternos, qué veis su corazón. ¿Es aquel señor un buen hombre? 
Enone: El más admirable de su ciudad de origen
Hipólito: Entonces vos dejo en tus manos, acordemos el día que los presentaras para brindar apoyo a ambos, qué osadía la nuestra 
Enone: ¡Ay, señor! Vos tan bueno siempre.

Cuarta escena 

Enone: Señora, por aquí, ya debe estar llegando su amado, seré testigo de este osado encuentro. 
Fedra: Ya voy mi querida Enone, siento ardores indecentes por aquel hombre. 
Orestes: Buen día, bellas damas, mis ojos están maravillados ante ustedes. Ya han escuchado de mí, soy el gran Orestes y el más galán de toda la ciudad.
Fedra: ¡Qué desfachatez dices, vejete! 
Enone: Calmaos, amigos míos. Fedra siempre tan rencorosa con Orestes, aunque bien dicen que del odio al amor hay solo un paso.
Fedra: ¿Y dónde estáis mi supuesto galán? No lo veo por ningún lado. Solo ha llegado este viejo verde. 
Enone: Bueno, mejor me voy, os dejaréis para que se vayan conociendo, sé que se llevarán bien. 
Fedra: ¿Qué? ¡Ay, qué horror, nunca estaría bien con este anciano! Si queréis iros, Enone, seguiré esperando a mi futuro amor.
Orestes: ¿Por qué me odiáis tanto, bella mujer? Si yo siempre te he amado mi Reyna, ven aquí y dame un apasionado besito. (Se le acerca abrazándola a la fuerza, pero Freda lo aborrece) 
Fedra: ¡Suéltame atrevido, viejo mañoso! No entiendes que siento repugnancia hacia ti, mejor os retiráis, al parecer no llegará mi amado, que inocentes fueron mis afectos. 
Orestes: No os retiréis, Fedra. Yo soy el galán que estabas esperando, yo te adoro. Ven a darme un beso. (Se le acerca a besarla). ¡Uy, se me cayó la dentadura! ¡Santos cielos por qué justo hoy! 
Fedra: ¡Ay, no! Lo último que me faltaba, que Enone me mienta. Encima se te cayeron tus dientes falsos. Iré a mi casa, suéltame, ve a molestar a otra mujer. Además, ya no jalas la cuerda, estás muy anciano. 
Orestes: ¿Cómo? Solo dejarme hacerte feliz, ven Fedrita. (La persigue y Fedra sale corriendo)

Quinta semana

(Teseo regresa a la ciudad) 
Teseo: Hipólito, hijo mío, soy tu padre, estoy de regreso, venid a mis brazos. 
Hipólito: ¿Qué? Estás vivo, me mentiste todo este tiempo. 
Teseo: Perdonadme, hijo. Fingí mi muerte para comprobar si accedías al amor de Fedra, tenía sospechas de que ella está enamorada de ti desde hace tiempo, un amor profano. 
Hipólito: Padre, os desconfiáis de mí, jamás correspondería a la señora Fedra. Además, amo a Aricia, estaba triste desde tu supuesta partida, pero ahora al tenerte frente a mí, me tranquiliza. 
Fedra: Deteneos Teseo, no puede ser posible, estás vivo... ¿Por qué fingiste tu muerte? 
Teseo: Mi Fedra, quería comprobar si los rumores de que estás enamorada de mi hijo eran verdad. Vos estáis ofendida de mi regreso, porque me fallaste, pero mi hijo no. En este preciso instante os retiráis de mi casa. 

(Orestes aparece) 

Orestes: Fedra, te encontré, ven a mis brazos amada mía.
Fedra: ¡Cielos, qué es lo que veo? ¿ Qué es lo que escuchado? ¡Dejádme en paz, vejete! No quiero nada contigo... 

(Sale corriendo y gritando) 



Aquí la dramatización: 



Cuéntanos, ¿qué tal te pareció esta pequeña adaptación? 📃












Comentarios

  1. Me reí del asco que sentí por el viejo ese JAJAJAJAJAJA

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  2. Omg, Teseo tenía todo fríamente calculado. Su hijo no le falló, pero la mujer a quién desposó sí.

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  3. Me encantoooo.
    La sirvienta tiene unos gustos bien feos, como le va a presentar un viejo cochino JAJAJAHAJA

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